Te llamo con grave voz herida en desesperanza,
con todos los sentidos,
pose de mis carnes y fríos lamentos
compaña de la angustia, de esos anhelos
perdidos en soledad
fuerte y sangrante es la
llamada, no sonora de mi silencio.
Huelo a tiempo desecho,
a sombras, a fragancia inerte
en espacio no encontrado no determinado en un triste ayer.
Ayer es el hoy, presente
inocuo, vacío de desdichas, de penas
cargado de razones,
creando tiempo futuro que ha de llegar;
llenando oquedades, cerrando heridas,
masticando los suspiros
de una verdadera realidad.
Haciendo trizas los
falsos
y distorsionados
reflejos de un existir fingido…
Querida, amada eterna de
mi sentir, estoy contigo y no me ves,
te llamo de las mil y
una maneras conocidas y no me oyes…
Soy la flor temprana
del manzano: la preferencia
la llamada fragancia
del azahar, pura castidad
la flor del ciruelo, amor
perpetuo de mantenida promesa.
Agua de río bravo en
sus caídas, dócil y manso en su transcurrir,
la huella de vaho en el
cristal, finas lágrimas de lluvia al caer.
El aire que respiras, el
color del amanecer, la sonrisa del niño
y el almendro florido.
Quedará el fruto en tu estación favorita
Te llamo desde mi silencio y paz
yo soy tú y, no me ves…
Pensamiento desde la no existencia, si alguna
vez existí.
*José Manuel Salinas*
D.R.
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